De motero a zapatero: En busca de un sueño

  •   19/02/2016

En su día, mucha gente pensó que sería imposible poder disfrutar de una buena cerveza que no tuviera alcohol… y se equivocaron. Otros muchos, también pensaron que los sueños, como decía Calderón de la Barca, “sueños son”… y que poco más se podía hacer. También se equivocaron. Hoy en SIN Riders conocemos a Mario Pérez Soto, un motero que ha dejado todo para hacer realidad lo que muchos le dijeron que era imposible: su sueño de crear su propia empresa de calzado. Esta es su historia.

Desde pequeño, Mario siempre fue un apasionado de dos cosas: las motos y las botas. Pronto aprendió a customizar ambas, primero modificando lo que tenía a mano y más adelante dibujando nuevos diseños. Por circunstancias de la vida, con los años, pudo entablar una gran relación con los responsables de una de las empresas de botas más importantes que existen, Sendra, que además tiene sus oficinas centrales en España. Gracias a esa relación, Mario podía cambiar materiales y diseños de cada par de botas nuevas que adquiría, dejando siempre el resultado final a su gusto.

Mientras tanto, su vida profesional le llevó a ser directivo de una empresa de hormigones. Le fue bien, hasta que llegó la crisis y se tuvo que buscar la vida. Fue entonces cuando decidió abrir un bar que se convirtió en todo un referente para los moteros en la Sierra de Guadarrama: el Bar 66. También le fue bien… pero su destino era otro. Lo tenía claro.

Sus amigos de Sendra le convencieron de que sus diseños de botas eran muy buenos, hasta tal punto que un buen día le dijeron “¿por qué no montas tu propia marca?”. Mario no se lo pensó dos veces y vendió el bar y su otra propiedad más querida, su Harley. Solo se quedó una vieja Dominator de 1989, eso sí, transformada hasta el último tornillo. Con el dinero que sacó, arrancó la ilusión de su vida.

Se trataba de crear un diseño de bota que sirviera para todo. Tanto para montar en moto, como para salir a dar un paseo por el campo o ir a cenar con los amigos. Se basó en un modelo clásico estadounidense de los años 40, y a partir de ahí, le añadió el mejor tipo de suela que pudo encontrar (no solo por su comodidad, sino porque lleva una tecnología de apoyo para caminar). Pero el principal punto fuerte de este calzado es el tipo de cosido que lleva entre la suela y la bota, que hace que sean totalmente inseparables. Un cosido tradicional cuya técnica, dice Mario, aprendió de una mujer de 70 años que fue a visitarles a la fábrica y que todavía recordaba como se hacía. Así nació Black Moose Company, con un nuevo estilo de bota que está triunfando por todo el mundo.

Al terminar, y para sorpresa de todos, Mario cerró esta entrevista con todo un detalle para nuestra comunidad motera, regalando un par de sus Black Moose para sortear entre todos vosotros. ¡Estad atentos a nuestras redes sociales, porque estas botas pueden ser vuestras!

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