En nuestro viaje de los SIN Riders al valle del Ambroz, merece una mención especial el lugar donde nos alojamos: El solitario, una cabaña de madera en un entorno idílico. Se trata de un hotel rural, totalmente mimetizado con su entorno, que empezó a levantar Quintín hace 30 años después de haberse recorrido medio mundo como marino mercante. Allí no hay lujos, porque el lujo lo es todo, desde el café de la mañana en el porche contemplando toda la belleza del valle del Ambroz, hasta las comidas que preparan con productos de su huerto y su granja.
Arrancamos el sábado con la inscripción en la concentración que nos ha traído hasta aquí. Organizada por la Fundación Alegría, su objetivo era recaudar fondos para ayudar a buscar trabajo a jóvenes desempleados. La primera actividad diseñada no podía ser otra que una ruta motera.
Ya habíamos escuchado hablar de este lugar y teníamos ganas de rodar por él: el Puerto Honduras. Un paisaje alucinante que arranca desde Hervás y que recuerda al de Maléfica. Se trata de una zigzagueante y estrecha carretera que se adentra y trepa por un bosque lúgubre que todavía no ha despertado a la primavera.
De vuelta a Baños de Montemayor, nos saltamos el protocolo establecido para ir a conocer cómo se las gastan a la hora de comer en El Solitario. Migas, potaje con bacalao, pata de cochinillo con mermelada de pimientos, caldereta de cordero… todo maridado con unas ricas cervezas SIN. Una comida que nos recuerda a esas cocinas de abuelas o bisabuelas, cuando en los fogones ponían todo el cariño del mundo y la mejor materia prima que existía.
SIN Riders con La Frontera
Si el menú de El Solitario nos hizo volver 30 años atrás, hicimos lo mismo con La Frontera, uno de los grupos más míticos de los 80 y al que tuvimos la suerte de ver en directo con nuestros amigos de la Fundación Alegría. Pudimos charlar un buen rato con Javier Andreu y Toni Marmota y comprbamos que siguen con la misma ilusión y la misma entrega. Más ahora que sacan nuevo disco recopilatorio que les llevará de gira por toda España. Una gozada volver a escuchar “El límite del Bien”, “Pobre tahúr” o “El Pistolero.
Volvimos por la misma ruta por la que vinimos, con las alforjas llenas de nuevas experiencias para los SIN Riders y con la intención de volver cada año a esta cita.