Hace algún tiempo los SIN Riders recibimos un correo que más o menos decía: “Queridos SIN Riders, me gustaría que me dierais a conocer un lugar que sea hermoso, cercano, lleno de cultura, gastronomía, sitios peculiares, pero que, sobre todo, sea muy auténtico y poco conocido por el viajero habitual”. ¿Pensaba nuestro amigo que nos enfrentaba a una misión imposible? Pues no, porque todo lo que nos pedía lo hemos encontrado en la comarca de Las Encartaciones.
Un lugar que se encuentra en Vizcaya, aislado por gigantescas montañas y que apenas se ha expuesto al exterior hasta finales del siglo XX, Las Encartaciones rezuma una autenticidad increíble y uno puede llegar a pensar que “casi” es el primero que pasa por allí.
Un ejemplo de esa autenticidad lo podemos encontrar en La Encartada, la que fue la fábrica más importante de boinas de España. Se inauguró en 1892 y estuvo funcionando hasta 1992… con la misma maquinaria. La fabrica se conserva intacta y recibe visitas de todo el mundo al ser uno de los mejores exponentes que existen de la primera revolución industrial. Impresiona pasear por sus salas y ver que antes las cosas se hacían de otra manera, con esa calidad que duraba toda una vida.
Si nos entra el apetito, nada como parar en Balmaseda para conocer su “olla ferroviaria”. En un antiguo convento del siglo XVII reconvertido en hotel restaurante podemos degustarla y conocer su historia. Los antiguos ferroviarios comían en el tren y al colgar la olla, el traqueteo del tren hacia que el caldo de las alubias ligara de manera espectacular. Hoy en día ese sistema se ha recreado en la “putxera”, una olla que acaba dando unas alubias con costillas y chorizo tan sabrosas como contundentes, que además maridan a la perfección con la cerveza SIN. No dejes de probarlas.
Nuestra siguiente parada nos lleva hasta una de las joyas de la corona situada en el Parque Natural de Armañon: La Cueva de Pozalagua. Descubierta en 1957 en una cantera tras una voladura, es famosa por tener la mayor concentración de estalactitas excéntricas del mundo. Estas estalactitas caen del techo pero, de forma inexplicable, vuelven a subir. La sala en la que se encuentran se llama “Versalles”, y no es para menos.
Cuando un vasco, con la fama de exagerados que tienen, te cuenta que en Las Encartaciones te puedes encontrar con una pantera negra o un cocodrilo, piensas que es una broma, pero no. La prueba la tienes en El Karpín, una antigua finca de Indianos reconvertida desde el año 2000 en un centro de acogida, al que vienen a pasar su vida aquellos animales que no se pueden volver a adaptar a su entorno natural. Proceden de accidentes, cacerías, zoológicos negligentes o circos sin escrúpulos. Podrás encontrar más de 500 animales de 60 especies diferentes. Desde los más exóticos a los propios de la fauna de esta zona. Un lugar que siempre busca que el visitante se marche consciente de lo importante que es respetar la naturaleza.
Volviendo a la gastronomía, para quienes encuentren en ella uno de los mayores placeres, nada como ir a Casa Garras y conocer a Txema Llamosas, una de las promesas más importantes de la cocina vasca, quien mezcla los platos tradicionales de su abuela, con su creatividad, además de la repostería local de su madre. El resultado no puede ser más impresionante; partiendo de unas cervezas SIN bien frías, nos brindó un menú en el que nos sorprendió con un jugoso y delicado guiso de oveja, para después pegar un giro brutal en el paladar con un bonito con salsa ponzo japonesa y algas guakame. Una auténtica gozada.
En definitiva, Las Encartaciones es un diamante en bruto, un lugar que seguro fascinará al viajero. Para disfrutarlo a fondo, nada mejor que contar con un buen guía, como nuestra amiga Leyre Barreras, que nos descubrió un universo lleno de colores, sabores y experiencias que todo el mundo debería conocer. ¿A qué esperas para planificar tu visita?