Los SIN Riders hemos crecido al amparo de una de las marcas de motos más míticas: Harley Davidson. Sólo con decir su nombre, se nos llena la boca, ya que con ellas hemos viajado, vivido y disfrutado. Pero llegó el momento de saber si en el mundo custom hay vida más allá de esa fábrica de Milwaukee en la que llevan montándose desde hace más de un siglo. Y, sin duda, la hay. Para demostrarlo, nos fuimos de viaje (como diría el chiste) con una italiana, una inglesa, una japonesa y… con una americana, pero no con la de siempre.
Cuatro de nosotros rodamos con una Guzzi, una Triumph, una Kawasawi y una Indian a lo largo de 1.200 kilómetros, por todo tipo de carreteras y con todo tipo de meteorología. Desde puertos de montaña o autovías, hasta con el sol a la espalda o nevando. Al final, entramos en un bar, nos pedimos una ronda de cervezas SIN bien frías y empezamos a comentar la experiencia.
Una marca mítica que vuelve a la carretera con su toque clásico pero cargada de modernidad. Su nuevo modelo, El Dorado, está desarrollada sobre la base de su conocidísima California. Su motor en V transversal (de 1380 cc y 96 cv) llama poderosamente la atención y, aunque en los semáforos un acelerón hace que se menee de lado a lado casi sin control, en marcha rueda a la perfección. Diego, el encargado de probarla, aseguró que es un “maquinón que transmite potencia, seguridad y agilidad” porque, aunque pesa 314 kilos, su diseño y altura hacen que entre muy bien en las curvas, pareciendo casi una touring más que una custom. La modernidad ha entrado en tropel en este diseño que lleva un acelerador electrónico que permite fijar la velocidad de crucero. El ABS en su doble disco delantero de la marca Brembo también mejora notablemente su seguridad. Nota final: 8.
Triumph ThunderBird NightStorm
Nuestra amiga inglesa sólo tiene de “British style” su rimbombante nombre: “El pájaro de trueno en la tormenta nocturna. Aunque pueda parecer pretencioso, su nombre nos anuncia lo que tenemos delante: Una bestia. Su motor bicilíndrico paralelo de 1.700 cc y 98 cv ofrece una potencia que hasta a Bunker, el SIN Rider que la pilotó, le impresionó. “Es una moto con muchísima personalidad. Ágil, ligera y potente. Sobria pero imponente. El único problema… es que no es mía”, comentaba entre risas y una cerveza SIN. Nota final: 8,3.
Con sus 900 cc, la japonesa del grupo es la más pequeña de esta prueba, pero en todo momento pudo seguir el ritmo de sus hermanas mayores y se comportó de manera excelente. Si bien es cierto que para un piloto alto, como Checo con su 1,83 m, la Vulcan se queda un poco justa de tamaño, sus otras virtudes la capacitan de sobra para esta prueba. “En comparación con mi Harley, tiene un paso por curva mucho más fácil y rápido. Además, consume muy poco. Me preocupaba su rueda delantera tan fina, pero se ha portado de maravilla en los puertos de montaña”, nos comentaba. Nota final: 7,5.
La ganadora, para el final. La Roadmaster es un auténtico trasatlántico de lujo pensado y diseñado para un viaje de estas características: largo y variado. Cuando hacía frío, sus puños y asientos calefactables lo anulaban por completo; cuando llevas equipaje, sus maletas cargan con todo con un almacenaje de más de 140 litros. ¿Que necesitas potencia en las subidas de un puerto? Tampoco hay problema con su motor de casi 1800 cc con acelerador electrónico, que es capaz de sacarnos de cualquier situación… y todavía nos sobra. Sin duda, una de las mejores motos para viajar. Cómoda, útil y divertida. Nota final: 8,8.