Probamos el nuevo Audi S3 por carreteras de montaña

  •   08/06/2016

Hoy en SIN Riders nos ponemos a los mandos de lo que muchos expertos consideran la antesala a pilotar un GT. Estamos ante una máquina prácticamente perfecta, con una potencia de 300cv, que apenas pesa 1.500 kilos. Nos estamos refiriendo al nuevo Audi S3, un portento de virtudes para todos los amantes del pilotaje deportivo del que os hablamos en profundidad.

Cuesta creer que se pueda mejorar un modelo que en los últimos cinco años ha sido considerado como el mejor motor en su categoría, pero lo han conseguido. Y ha sido gracias a un chasis con más aluminio, que aligera su peso en unos 60 kilos, además de una altura rebajada en 25 centímetros con respecto a cualquier otro A3 y una suspensión reforzada y mejorada que permite una de las conducciones más seguras, eficaces y veloces en este tipo de modelos.

Hay cinco puntos en la prueba que nos han llamado especialmente la atención.

Por un lado, La tracción Quattro mejorada. Ya que a pesar de haber realizado la prueba por reviradas carreteras de montaña, con el asfalto húmedo y frío, no se ha movido ni un ápice de la trazada. Su control es sin duda un valor seguro y podemos aplicarle ese famoso eslogan de “la potencia sin control no sirve de nada”.

Otro de esos puntos fuertes es su caja de seis velocidades de doble embrague. No puede ser más precisa y potente. Incluso en algunas ocasiones, ese petardeo entre marcha y marcha que no puede ocultar, nos da la sensación de estar pilotando un coche de rallies. Igualmente nos quedamos con sus faros full LED, quizá uno de los extras más costosos, pero que merecen la pena. La conducción nocturna es de lo más natural con este sistema.

Además de sus acabados, con un volante de cuero cosido recortado por la parte baja, los relojes del salpicadero, las tomas de aire y los asientos, cabe mencionar su modo Dynamic (el modo más deportivo) donde aparece en todo su esplendor la bestia que lleva dentro. Es tocar el botón y todo cambia, se endurece la dirección, se abren las válvulas, ruge como un diablo y todo son sensaciones increíbles.

Si tuviéramos que ponerle algún “pero” se lo daríamos a su maletero, quizá algo escaso si nos vamos de viaje con pasajeros.  Pero claro, ¿quién se iba a comprar este estupendo modelo por el maletero? Nosotros, desde luego, no.

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