Nadie dijo que este viaje fuera a ser fácil, de hecho arrancamos con sol y buen tiempo, pero con mucho frio. Tanto, que viajamos con una sensación térmica de unos 12 grados bajo cero. El cielo no tarda en nublarse y aparecen los bosques helados y la nieve. Está claro que estamos llegando a donde queríamos, al calor de los Pingüinos de siempre, a “La Leyenda Continua” de Cantalejo donde no hay duda de que podremos tomarnos la cerveza SIN más fría de la historia.
Los fundadores y organizadores de la mítica concentración de Pingüinos desde hace 33 años son los que han puesto en marcha este proyecto que, aunque ahora tiene lugar en la localidad segoviana de Cantalejo, sigue recordándonos en su logo y en todas sus instalaciones que estamos asistiendo a su 35 edición.
Si hay algo que uno encuentra en esta concentración es buena gente con la que charlar, compartir y reír, sean conocidos o no. Unos de aquí, otros de allí, basta con acercarse a una hoguera y presentarse. Coincidimos con Gaspar Romero, de los Paparajotes de Murcia, o con Antonio de Coímbra (Portugal), que nos ofrece lo que están cocinando en las brasas, que no puede ser otra cosa que bacalao con patatas, ajo y aceite. También están allí Los Pingüinos del Este de Valencia, un grupo de lo más simpático con algunos miembros que además empalman esta semana de acampada con la siguiente concentración invernal, Motauros en Tordesillas. Está claro que el frío no les afecta, como a otro grupo francés llegado de Toulouse o a muchos que se han venido de Madrid a pasar el día o todo el fin de semana, como los KMZ.
Maite García, una de las organizadoras, nos contó que “hay gente de toda Europa, franceses, portugueses… incluso tenemos a un coreano que va a ser el motero más lejano”.
Todos los acampados nos aseguran que el buen ambiente que reina es increíble. No hay excesos, nadie haciendo el loco con las motos, solo compartiendo el fuego, buenas conversaciones y viviendo el momento.
Un buen plan para acompañar la concentración es coger la moto y disfrutar de los alrededores llenos de rutas increíbles con historia, cultura y gastronomía. Así llegamos a Sebulcor, donde se esconde la Posada del Duratón, un lugar fantástico para descansar, pero también para tomarnos una ronda de cervezas SIN con los amigos y degustar el manjar por excelencia de la zona, el lechazo asado. Todo un lujazo gastronómico que marida a la perfección con nuestras cervezas SIN.
De vuelta a la concentración comprobamos que además podemos reparar cuerpo y alma. El cuerpo, con las explicaciones de primeros auxilios que dan a todos los que por aquí se acercan los miembros de Protección Civil y Cruz Roja… y el alma, cuidando a nuestras monturas con tratamientos express que nos permiten en un tiempo record de apenas 20 minutos limpiar todos los entresijos de nuestros motores, dejándolos como nuevos.
A lo largo del día seguimos encontrando más buenos amigos viajeros, trotamundos de las dos ruedas como el siempre sonriente Alfredo “El Escoces de Gredos”, y Maria Elsi, una asturiana que acaba de hacer en solitario una ruta de España a Irán, India y vuelta, nuestros amigos del Chiringuito Moteros de Arriondas, Jaime García que en su día se hizo América de sur a norte en 9 meses, o uno de los que más sabe de motos del mundial, Mela Chércoles, pasando un poco de frío, como todos.
Frío que por la noche arreció pero que se pudo soportar sin problema arrimándose a una de las cientos de hogueras que se montaron en la acampada, o disfrutando del concierto que dio un grupo mítico como La Guardia.
Y así con leña, fuego, abrazos, sonrisas y buena gente transcurrió esta concentración en la que por mucho frío que se pase, todo el mundo sueña con volver al año siguiente. Nosotros, también.