Organizar un viaje de los SIN Riders con la Guardia Real era una idea fugaz y pasajera que siempre nos rondó por la cabeza pero que parecía del todo imposible. ¿Conseguiríamos algún día rodar junto al que se podría decir que es uno de los “clubs” moteros más distinguidos, prestigiosos y admirados de España? Desde luego no lo sabríamos si no lo intentábamos.
La primera sorpresa fue que la Guardia Real nos ofreció un trato muy cercano y amable, se interesaron por el proyecto SIN Riders y por el trabajo de concienciación para informar de la incompatibilidad del alcohol y la conducción. Unas semanas después, todo estaba listo. SIN Riders se iba de ruta con La Guardia Real.
El día esperado
Una soleada mañana de primavera nos encontramos en el cuartel que tienen en El Pardo, Madrid. Desde el primer momento se vio claro que todos éramos moteros y apasionados de las Harley Davidson. Y ese es un vínculo que une mucho y crea muy buen ambiente.
No se llega a la sección de motos de la Guardia Real de casualidad, son muchas las peticiones, pocos los aceptados y apenas tres o cuatro candidatos superan el curso de formación. Su gran dominio de las dos ruedas es lo primero que nos demuestran con una espectacular exhibición de habilidad sobre sus Harleys. La segunda prueba que nos permiten ver es la más difícil, precisa y para la que están especialmente entrenados: la cápsula. Se trata de proteger con sus monturas el coche oficial del mandatario en cuestión (Casa Real o cualquier Jefe de Estado en visita oficial). La destreza con la que la realizan es fruto de años de preparación, entrenamiento y confianza ciega en el compañero.
Ya estábamos listo para marchar. Rumbo a otro Real Sitio, el Parador de La Granja, lugar histórico de veraneo de la familia real. Allí vivimos el momento más emocionante. Empezamos nuestro viaje con ellos, encabezado por 12 Guardias Reales con sus Harley Davidson Electra Police. Ruedan en una curiosa formación, todos en fila de uno menos el último, que lo hace ligeramente separado a la derecha para ser visto por el primero. Los tres SIN Riders vamos detrás, disfrutando del momento, del espectáculo, de estar haciendo historia, ya que nadie que no sea del cuerpo ha podido rodar así con ellos.
Como toda aventura, nos cruzamos con un imprevisto. Una copiosa nevada que nos obligó a variar la ruta, pero finalmente llegamos al destino para seguir charlando, contando anécdotas y conociendo más de este cuerpo al que solo llegan a pertenecer los mejores.